jueves, 17 de julio de 2014

Regiones biogeográficas: la selva tropical





La Selva Tropical es una clase de bioma (región biogeográfica) típica de las zonas ecuatoriales y tropicales, con gran afluencia de lluvias. Allí se cobijan muchísimas formas de vida desde mi­croorganismos hasta grandes especies de animales.




Se caracteriza por temperaturas medias anuales de 25°C, abundantes pre­cipitaciones de hasta 4,500 ml por año y su factor limitante es la luz. Las temperaturas elevadas y la humedad exce­siva originan varios estratos o pisos de árboles, que luchan por alcanzar la luz, a la que llegan sólo los ejemplares gigantes que se elevan hasta una altura de 40 a 50 metros.

Otro nombre que se da a este ecosistema es selva siempre verde, debido a que algunas espe­cies de árboles conservan sus hojas más de un año y otras no las pierden al mismo tiempo, sino en temporadas diferentes. Así, mien­tras a unos árboles se les caen las hojas, a otros les retoñan. Como los nuevos brotes crecen en poco tiempo, la selva conserva su verdor. 

Las selvas tropicales se suelen llamar "la mayor farmacia mundial" debido a la gran cantidad de medicinas naturales que provienen de ellas, así como “pulmones del Mundo”, por la liberación de oxígeno realizada por las abun­dantes plantas.

El suelo, que proporciona agua y sales minerales es poco fértil en la selva, ya que la materia orgánica es rápidamente descompuesta por el calor y la humedad, y los nutrientes son lavados por las intensas lluvias. Hay acumu­lación de óxidos de hierro y aluminio que le dan ese color rojizo particular. Además, permanece húmedo, ya que el follaje espeso absorbe casi toda la luz y no permite el paso de los rayos solares hacia el interior.

El agua es importante, pues contribuye a que el suelo selvático sea fértil. Esto es posible por­que continuamente caen hojas, frutos y hasta ramas de los árboles para formar una capa que cubre el suelo. Entonces entran en acción bacterias pequeñísimas, que ayudadas por lo hú­medo del ambiente, pudren en poco tiempo esa capa vegetal, lo cual permite que las sustan­cias nutritivas regresen al suelo y sirvan de abono natural a nuevas plantas. A esta capa de materia orgánica muerta se le llama humus.

En la selva tropical se encuentra una gran riqueza de fauna con una diver­sidad de formas de vida sorprendentes:
Insectos: tarántulas, hormigas, mariposas, luciérnagas, avispas, grillos, etc.
Aves: loros, tucanes, hoatzines, kiwis, guacamayos, pericos Cabeza Amarilla, codornices, pája­ros carpinteros trogones, halcones grises, águilas arpías, lechuzas y búhos.
Mamíferos: murciélagos Zorros Voladores, murciélagos vampiro, ardillas voladoras, tapires, venados Temazate, jabalíes, armadillos, perezosos, monos araña, monos aulladores, gorilas, orangutanes, etc.
Reptiles: mambas, anacondas, camaleones, salamandras, iguanas, lagartijas, culebras, víboras, etc.

 En esta zona bioclimática, la cantidad de interacciones animal/planta es máxima, con mu­chas adaptaciones com­plejas para facilitar estas interacciones, incluyendo no solamente in­terac­ciones destructivas como en los herbívoros sino también interacciones muta­mente be­neficiosas tales como en los polinizadores y la dispersión de los frutos. Muchos grupos princi­pales de aves (colibríes y otros) y mamífe­ros (murciélagos) que se alimentan en las flores son tropicales, al igual que la mayoría de las aves y mamíferos que se alimentan de frutas. Los anima­les que permanecen en el suelo se benefician de la caída de los frutos ma­duros. 
La deforestación es uno de los principales problemas causados por los humanos. La destrucción del hábitat es más serio en este bioma que en los demás debido a la tremenda diversidad de especies del bosque pluvial tropical, el rango limitado de muchas y, especialmente, a que tan­tas de ellas no se han descrito o se conocen muy poco. En ninguna otra parte existe mayor probabilidad de que ocurra la extinción de especies, incluso de mu­chas que no llegaremos a conocer.
Entre las especies animales que todavía siguen siendo perseguidas se en­cuentran los felinos (por sus pieles) y animales para ser usadas como masco­tas (loros, peces de agua dulce).

Estas selvas son utilizadas por los humanos para obtención de alimentos y materias primas; como lugares turísticos; para obtener plantas medicinales y para crear conciencia sobre el medio ambiente.

Entre los servicios del ecosistema se incluye usos no extractivos, como el mantenimiento de la biodiversidad, el control de las precipitaciones e inun­daciones, y el incremento del conoci­miento científico.

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